Finis amoris

Temprano atardeció en la madrugada
de nuestro amor,
de las noches soñadoras insomnes
a las lunas desiertas colmadas de sinsabor.

Música, labios moviéndose al son
ojos cerrados deleitando las melodías
al momento vividas
vívidas imaginaciones nítidas
realidades profundas y efímeras
solo para nosotros dos.

Canciones, idioma de mis sentimientos
y los tuyos, misma lengua, caricias, amor
cómplices ellas, cómplices
de nuestros espíritus enamorados
en el lejano y mismo instante
del ritmo circadiano, la luna y el sol.

Mil y una lunas, mil dos soles.
Y al fin noche llegó aquella, fin.
La Luna, triste llanto de estrellas,
por el devenir fatal que se asomaba
por los anhelos que en anhelo quedaron
por las caricias entre muros
y la Luna, de tanto querer al sol, 
se desintegró.

Quizás por falta de propiedad,
o por un amor onírico
que en su realidad
defraudó a los dos.