El fin de la vida,
hacia un sótano de la Tierra
en caída libre.
Muerte lenta y agónica,
fluyendo en cascada
y desesperación ahogada.
Estalagmitas puntiagudas
entorpecen la caída limpia.
La continuidad de un brazo,
impedida,
sostenido al cuerpo por el radio,
el cúbito colgando.
Ser inerte incrustado
momentáneamente en un ojo
que se clava y deja a la vista
la cavidad pasada que lo resguardaba.
En un instante, nervio óptico al aire estirado
cuerpo que cuelga
hasta que se corta el hilo eléctrico
por el peso de un cuerpo magullado,
una mente deseosa de su apagado.
Borbotones de sangre
llegan antes al final de la travesía.
Tonos rojizos y ocres dejan rastro
en los próximos impedimentos
para una muerte tranquila.
Sigue la caída y otra lanza clavada,
esta vez en flanco derecho.
El abdomen vomita silencioso
contenido biliar, glóbulos rojos
y heces líquidas,
hasta que el intestino hace paso
a su maldita salida.
¡insoportable dolor! aún viva
antesala final
a una muerte muy querida.
En la oscuridad absoluta
medio inconsciente, con un ojo
medio brazo, en dos, y medio inerte,
caigo en una enorme estalagmita
que me empala, vertical
y su punta, asomando sobre mi cabeza,
apunta a lo que ha sido el inicio
de mi final.
Atravesada en el fondo de este abismo
acuden a mi arpías e insectos
a beber y comer de los restos
de mi ser mortal.
Al fin expiro.
Me parece un género de poesía muy difícil 😥
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